En una roca volcánica oscura, calentada por el sol ecuatorial, se desarrolla una escena emblemática de las Islas Galápagos. Un Amblyrhynchus cristatus, conocido como iguana marina, se encuentra reposando plácidamente, extendiendo su cuerpo sobre la superficie rugosa de la roca para absorber el calor. Su piel negra y grisácea, cubierta de escamas ásperas, ayuda a retener el calor solar, vital para regular su temperatura después de sumergirse en las frías aguas del océano para alimentarse de algas. Sus garras aferradas firmemente a la roca y sus ojos medio cerrados transmiten una sensación de tranquilidad y adaptación perfecta a su entorno.
A pocos centímetros, varios Grapsus grapsus, comúnmente llamados cangrejos rojos o cangrejos corredores de las rocas, se desplazan con agilidad. Sus caparazones brillantes exhiben una paleta de colores vibrantes: rojos intensos, naranjas luminosos y toques de azul y amarillo. Estos cangrejos se mueven rápidamente, esquivando las olas que salpican la roca y buscando algas y pequeños restos orgánicos para alimentarse. Su presencia añade dinamismo y color a la escena, contrastando con la quietud y tonalidades oscuras de la iguana marina.
La iguana, indiferente al ir y venir de los cangrejos, exhala ocasionalmente por sus fosas nasales, expulsando una fina niebla de sal resultado de su alimentación marina. Este comportamiento es característico de la especie y muestra su increíble adaptación a un ambiente salino. Los cangrejos, por su parte, parecen ignorar la presencia imponente de la iguana, concentrados en su actividad constante sobre la superficie rocosa.
Medidas aproximadas de la Iguana:
- Escala 1:10 Completa
- Longitud 68 mm
- Altura 29 mm
- Ancho 46 mm
- Longitud hocico cola 100 mm
