Se denomina Devónico al periodo geológico que se extendió desde el final del Silúrico (hace 416 millones de años) hasta el principio del Carbonífero (hace 358,9 millones de años).
El periodo Devónico fue una época de gran actividad tectónica. El continente Euramerica (o Laurasia) surge a principios del Devónico a partir de la colisión de las placas Laurentia y Báltica.
Pequeños mares como los que darían origen al de Tethys y el profundo y enorme océano Panthalassa, cubrían el resto del planeta.
En este período se produjeron importantes innovaciones en la vida sobre tierra firme, destacando la primera expansión generalizada sobre los continentes de la vida, que hasta entonces sólo tenía una presencia importante en los mares. La expansión de las plantas terrestres contribuyó, junto a la continentalización y la elevación orogénica, a un progresivo enfriamiento del clima, que produjo la crisis de extinción que marca el final del período.
En los océanos se produjo una diversificación de las esponjas, apareciendo las silíceas, y floreciendo los arrecifes, basados en corales, esponjas y algas bentónicas. Los braquiópodos alcanzaron su momento de mayor éxito. Continúa la diversificación de los moluscos, apareciendo los primeros ammonoideos. Los trilobites empiezan a declinar, pero todavía aparecen formas nuevas, incluidas algunas de gran tamaño.
Éste es el período de expansión de los peces, especialmente de los placodermos, pero también de los selacios (tiburones), y los osteictios, tanto los sarcopterigios, de los que derivan los vertebrados terrestres, como los actinopterigios, el grupo de vertebrados que actualmente domina los mares.
En el Devónico aparecen, se diversifican y se expanden las plantas vasculares, que en adelante dominarán la vegetación terrestre, aunque en un principio aparecen aún ligadas a ambientes encharcados. Al final del período dominan los continentes formas arbóreas de licopodiófitos, trimerófitos y progimnospermas, por ejemplo el licopodiófito Archaeopteris, con 20 o 30 m de altura, constituyendo los primeros bosques. Restos fósiles de troncos y hojas de helechos arborescentes forman parte de muchos depósitos de carbón de la Era Primaria.
Las plantas vasculares a su vez permitieron la formación de cadenas tróficas complejas y el éxito de los primeros animales plenamente terrestres. Entre éstos se cuentan los primeros artrópodos, tanto quelicerados, como arañas, ácaros, auriptéridos y escorpiones. También aparecieron, hacia el final del período los primeros anfibios, todavía muy próximos anatómicamente a los peces de los que derivan.
El final del período viene marcado por una crisis de extinción masiva que afectó más a los mares que a los continentes, y más en las latitudes tropicales que en las medias. Los corales que habían dominado el período se extinguieron, y hasta el Triásico no volvieron los arrecifes coralinos a ser importantes. Muchos taxones marinos sufrieron una fuerte reducción de su diversidad, desapareciendo grupos como los graptolites y los tentaculites. Aunque se sospecha del enfriamiento global como causa principal, no se excluye la influencia de un impacto extraterrestre, para el que se han propuesto varios posibles lugares de colisión.