Beelzebufo ampiga, una especie extinta de anuro ceratófido, emerge como un gigante entre sus congéneres, un verdadero coloso de la era mesozoica. Hace unos 70 millones de años, durante el Maastrichtiense del Cretácico Superior, este formidable anfibio poblaba las tierras de lo que hoy conocemos como Madagascar, reinando sobre su entorno con una presencia imponente.
Este anuro único en su género destacaba por su tamaño excepcional. Con una longitud que podía alcanzar los 41 cm y un peso de hasta 4,5 kilogramos, Beelzebufo era sin duda alguna el anuro más grande que haya existido. Su apariencia imponente se veía acentuada por una gruesa coraza y una estructura craneal poderosa, indicativa de una fisonomía adaptada para la caza.
Su cráneo, con una bóveda rugosa que sugiere la presencia de osteodermos, revela la capacidad de este depredador para enfrentarse a presas de considerable tamaño. Beelzebufo era un cazador voraz, capaz de abatir desde pequeños vertebrados hasta incluso dinosaurios juveniles con sus mandíbulas y dientes robustos.
El descubrimiento de los primeros fragmentos fósiles en la Formación Maevarano en 1993 marcó el comienzo del fascinante viaje hacia el entendimiento de esta criatura prehistórica. Gracias a los esfuerzos de científicos como David W. Krause, Susan E. Evans y Marc E.H. Jones, hoy podemos reconstruir parte de su esqueleto y comprender mejor su lugar en la historia evolutiva.
Beelzebufo desafía las comparaciones con las ranas gigantes de la actualidad. Su tamaño superaba con creces a cualquier sapo o rana contemporánea, incluyendo a la rana goliat y la rana gigante del Lago Titicaca. Esta discrepancia plantea interrogantes sobre la biogeografía, sugiriendo una conexión terrestre entre Sudamérica, Madagascar y posiblemente la Antártida en épocas pasadas.
Medidas aproximadas del Beelzebufo:
- Escala 1:6 Completa
- Longitud 83 mm
- Altura 49 mm
- Ancho 72 mm
- Longitud hocico-cloaca 69 mm
- Escala 1:4 Completa
- Longitud 123 mm
- Altura 73 mm
- Ancho 106 mm
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Longitud hocico-cloaca 103 mm