Protoceratops andrewsi es un pequeño dinosaurio ceratopsio que vivió durante el período Cretácico Superior, hace aproximadamente entre 75 y 71 millones de años, en lo que hoy es Mongolia y otras partes de Asia Central. Su descubrimiento en la década de 1920 fue significativo, ya que proporcionó los primeros restos bien preservados de un dinosaurio ceratopsio, permitiendo conocer mucho más sobre la evolución temprana de este grupo. Es un herbívoro de tamaño moderado, que se cree habitaba principalmente en zonas de dunas desérticas y áreas semidesérticas de Asia Central, en un ambiente hostil y árido.
En términos de tamaño, el Protoceratops es relativamente pequeño en comparación con sus famosos parientes posteriores como el Triceratops. Sus dimensiones promedio rondaban los 1,5 a 2 metros de longitud, con un peso aproximado de 80 a 100 kg en su etapa adulta. Este tamaño compacto sugiere que estaba bien adaptado a su entorno, permitiéndole moverse ágilmente y buscar alimento en un hábitat seco y escasamente vegetado. Poseía un cuerpo robusto y compacto, sostenido por extremidades cortas, de las cuales las posteriores son algo más largas que las anteriores, indicando que podía moverse tanto en una postura cuadrúpeda como en una postura bípedo ocasional para alcanzar hojas o escapar de depredadores.
Una de las características más distintivas del Protoceratops andrewsi es su cráneo, que era grande en comparación con el resto del cuerpo, ocupando casi un tercio de su longitud total. Posee un notable cuello corto, coronado por un escudo óseo que, aunque relativamente pequeño comparado con el de otros ceratopsios posteriores, es distintivo por su estructura arqueada. Este escudo, o gola, no tenía cuernos prominentes como los que se observan en otros ceratopsios más avanzados, pero su robustez sugiere una función de protección y posiblemente también de exhibición o comunicación intraespecífica. Las mandíbulas estaban equipadas con un pico fuerte y curvado, ideal para cortar plantas duras, lo cual sugiere que su dieta consistía en vegetación baja y resistente, como cícadas, helechos y otras plantas adaptadas a ambientes áridos.
El esqueleto del Protoceratops andrewsi revela adaptaciones importantes a su forma de vida. Sus extremidades delanteras son robustas, y la estructura de sus manos sugiere que probablemente apoyaba el peso en ellas al desplazarse. Las extremidades traseras son más largas y esbeltas, lo que sugiere que podía elevarse ligeramente para alcanzar la vegetación más alta. Además, estudios recientes indican que la estructura de su cadera es similar a la de otros ceratopsios, con una pelvis fuerte que le otorgaba estabilidad y equilibrio.
Otro dato fascinante sobre Protoceratops es el hallazgo de varios nidos fósiles, lo que proporciona evidencia directa de su comportamiento reproductivo. Estos nidos contienen crías en diferentes etapas de crecimiento, lo que sugiere que existía un cierto grado de cuidado parental, un comportamiento avanzado en los dinosaurios que refuerza su relación con el grupo de los ornitisquios sociales. Los estudios paleontológicos más recientes también han revelado que el desarrollo de los ejemplares jóvenes muestra cambios notables en la forma del cráneo y la gola a medida que maduran, lo que indica que estas estructuras probablemente tenían un papel tanto en la defensa como en la comunicación o el reconocimiento entre individuos.
Increíble y novedosa réplica con calidad de museo y con un alto grado de rigor científico.
Medidas aproximadas del Protoceratops:
- Escala 1:1 Completa
- Longitud 520 mm
- Altura 560 mm
- Ancho 470 mm
- Piezas macizas
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